En los últimos meses comencé a sentir que estaba dejando planes a largo plazo de lado. Había aparcado mis sueños y yo sin darme cuenta. Quizás lo había estado haciendo inconscientemente de forma lente y pausada, como en la anécdota de la rana. Cuando le calientan el agua de forma progresiva, mientras no se da cuenta, y termina hervida.
Hace unas semanas reparé en esto. Había soltado todo el apego a hacer planes de futuro, pero también había dejado de soñar.
Soltar el apego está bien. Es liberador, sanador. Creas cero expectativas y esto te hace estar agradecido con todo lo bueno que llega. No juzgas, tampoco te quejas y aceptas el presente como es sin culpabilizar ni juzgar.
El problema es cuando dejas de soñar. En mi caso, había dejado totalmente congelados mis sueños. Y eso me afectaba en el día a día, porque aunque estaba bien, no sabía hacia dónde me estaba dirigiendo. ¿A mantener este presente con el que no me siento satisfecha ni realizada? ¿A sentir cada día que no estoy brillando?
No quiero eso.
Durante estos últimos días he estado pensando y sobretodo sintiendo, hacia dónde quiero ir. Observar si son los mismos sueños y objetivos que tenía hace unos meses.
Quizás había caído en este estado que creía «normal», porque analizando un poco a la gente, me di cuenta que normalmente no hay conversaciones sobre sueños. Puede que sea el país en el que vivo, o la gente con la que me relaciono últimamente. Pero una cosa está clara: No se habla de sueños.
Los sueños son necesarios para la vida. – Anais Nin
No escucho a las personas decir: mi sueño es montar mi propia empresa, recorrer el mundo, vivir en un país diferente durante un tiempo, hacer un curso de un año fuera, escribir un libro, crear comics, pintar camisetas, diseñar mochilas, vender mandalas, hacer videos profesionales de deporte, casarme en Hawaii, ser profesora de meditación, crear mi taller de pintura, etc.
Al principio, los sueños parecen imposibles, luego improbables y eventualmente inevitables. -Christopher Reeve
Durante un día o una semana si lo prefieres, observa las conversaciones que tienes. Escucharás en su mayor porcentaje quejas o algún tema estrella del momento (como eso que llegó en el 2020).
Te van a sobrar dedos de una mano para enumerar las personas que hablen de sus sueños. Y si lo hacen, observa cuánto tiempo tarda alguno de los que esté en la conversación en echárselo a bajo.
Cuando lo hagan, no te preocupes, no hablan de los sueños del otro, simplemente creen que ellos no pueden cumplir sus sueños y lo expresan echando abajo el de los demás.
De mis amigos, puedo decir que sólo dos o tres se salvan. Y aquellos que lo hacen son los que se han mantenido siempre fuera de lo que la sociedad considera «la vida de éxito» (son los realmente auténticos y a los que admiro).
A la mayoría los veo trabajar en trabajos que ni siquiera se preguntan si les gustan o no, viajar sin ilusión de elegir ni el destino, viviendo relaciones que no sé si les hacen felices y con mucho estrés por un trabajo en el que son un número más. No veo sueños, ni ilusión. Solo los veo seguir unas pautas para tener una vida de éxito que la sociedad nos ha vendido como la ideal.
¡No caigas en eso!
Si uno avanza confiadamente en la dirección de sus sueños y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, se encontrará con un éxito inesperado. – Henry David Thoreau
Pregúntate ¿Qué vida quiero vivir?.
Un mundo perfecto es ese dónde cada uno de nosotros hace lo que ama. – Mabel Katz
¡Diseña tu propia vida! Eres un ser único, por tanto tu vida será única porque serás quien la crea.
«Si de todas maneras vas a pensar, piensa en grande»
Hace un rato estaba paseando y en una plaza estaba un hombre de unos 50 años, cantando con un micro y un amplificador, versiones de todo tipo de canciones, desde Frank Sinatra, hasta Juanes.
También vi a otro (este quizás un poco más mayor, pero con mucho flow, aunque desafinando un poco) cantando en un restaurante, durante toda la semana, versiones en inglés de algunos clásicos.
Y pensé por un momento, que igual a alguien le parecía ridículo. Pero ahí estaban ellos. Haciendo lo que realmente les gusta. Podrían estar estudiando unas oposiciones, trabajando de camareros o en alguna oficina sentados 8 horas amargados. Pero deciden hacer lo que les gusta. Cantar. Aunque no ganen tanto dinero como los grandes o llenen estadios, ellos hacen lo que realmente quieren hacer. Y quizás eso les haga felices, hacer lo que quieren todos los días.
Y puedes pensar, ¡pero no son ricos! Y te pregunto entonces, ¿quién ha dicho que ser rico sea tener mucho dinero? ¿Y quién sabe si tienen dinero pero lo hacen porque les gusta? No caigas en el juicio.
Admira la valentía de hacer realmente lo que quieren.
Porque seguro que hubo personas de su entorno que los cuestionaron y juzgaron por no seguir el camino establecido (si eres de los que te has salido de «lo establecido» sabes de que estoy hablando).
Recuerda: tu vida es tuya. Diséñala de la forma que quieras. Deja las opiniones de los demás fuera. Siente que quieres hacer, hacia donde quieres dirigirte y no dejes de soñar.
Atrévete a soñar la vida que has soñado para ti mismo. Ve hacia adelante y haz que tus sueños se hagan realidad. – Ralph Waldo Emerson
Libros recomendados:
- Donde tus sueños te lleven, Javier Iriondo
- Come reza ama, Elizabeth Gilbert
- Libera tu magia, Elizabeth Gilbert
- El monje que vendió su Ferrari, Robin Sharma