Y la respuesta a la pregunta del título es, no.
Todos sabemos que las personas con las que nos cruzamos en esta vida, y las relaciones que tenemos nos enseñan algo.
Probablemente hayas sentido que hay relaciones/personas con las que tienes que pasar por ciertas dificultades, que se hacen cuesta arriba, son quejumbrosas, notas como te roban la energía, etc. O en caso contrario, has conocido personas que te aportan alegría, motivación, empatía, comprensión y que te muestran la vida desde un lado más optimista, simple y armonioso. Incluso a veces es posible que comience la relación de una forma y se torne hacia el otro lado.
Todas esas personas no han llegado a tu vida por casualidad. De cada una de ellas has tenido que aprender algo, y ellas de ti.
En el libro «Un Curso de Milagros» se nos explica que no hay un nivel de enseñanza fijo. Cada situación de enseñanza-aprendizaje entraña en sus inicios una relación diferente, con un solo objetivo, el que se convierta en una relación sana, libre, «santa».
Los que tienen que conocerse se conocerán, ya que juntos tienen el potencial para desarrollar una relación santa. Están listos el uno para el otro.
– Un curso de Milagros
En el libro nos ayudan a entender este tipo de niveles con una clasificación clara:
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Primer Nivel: Relación simple.
Este nivel aparenta ser bastante superficial. Consiste en encuentros fortuitos, que parecen ser por casualidad. La persona con la que «te encuentras» en el ascensor, el niño que sin mirar tropieza con un adulto «por accidente», dos estudiantes que «de pronto» se encuentran caminando juntos a casa. Estos encuentros no ocurren al azar. Cada uno de ellos tiene el potencial de convertirse en una situación de enseñanza-aprendizaje.
Quizás los dos adultos del ascensor se sonrían, el adulto no reprenda al niño por chocar con él, y tal vez los estudiantes se hagan amigos. Es posible, que en este tipo de encuentro fortuito, las dos personas pierdan de vista sus intereses separados aunque sea sólo por un instante. Se ha conseguido el objetivo, el momento de libertad, presencia y sanación por un minuto.
Cada situación de enseñanza-aprendizaje es máxima, en el sentido de que cada persona involucrada aprende lo máximo que puede de la otra en ese momento
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Segundo Nivel: Relaciones más prolongadas en el tiempo.
En este nivel la relación es más prolongada en la que, por algún tiempo, dos personas se embarcan en una situación de enseñanza-aprendizaje bastante intensa, y luego parecen separarse.
Son relaciones que hayas podido tener con amigos de cualquier etapa de tu vida (colegio, instituto, universidad, deporte), también conocidos que no llegaron a ser amigos, pero con los que compartiste momentos importantes, o quizá compañeros de trabajo o parejas con las que viviste una historia durante un tiempo.
Al igual que en el primer nivel, estos encuentros no son por casualidad, ni lo que aparenta ser el final de la relación es realmente un final.
Una vez más, cada uno de ellos aprendió lo máximo posible durante el tiempo que estuvieron juntos.
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Tercer Nivel: Relaciones, que una vez formadas, son de por vida.
El curso dice que en estas situaciones de enseñanza-aprendizaje se le provee a cada persona de un compañero de aprendizaje determinado que le ofrece oportunidades ilimitadas de aprender.
Por lo general no hay muchas relaciones de este tipo, ya que su existencia implica que las personas en cuestión han alcanzado simultáneamente un nivel en el que el equilibrio entre aprendizaje y enseñanza es perfecto. Esto no significa que necesariamente se den cuenta de ello; de hecho, en la mayor parte de las ocasiones no se dan cuenta.
Puede que incluso haya bastante hostilidad entre ellos por algún tiempo, o tal vez de por vida. Más si así lo deciden, tienen ante sí la lección perfecta y pueden aprenderla. Y si deciden aprenderla, se convierten en salvadores y sanadores de otros.
Quizás el segundo nivel es el que más hayamos experimentado. Todos hemos tenido relaciones que durante un tiempo ( a veces más corto y a veces más largo), fueron intensas. Personas que estaban en tu presente, en tu día a día, y que después de un tiempo, se produjo una separación por las dos partes.
Esta separación ocurrirá de forma natural porque el ciclo de enseñanza-aprendizaje con esa persona terminó por ahora.
El Universo disfraza estas separaciones de diferentes formas. Puede ser por un cambio de residencia, porque llegó el final de una actividad que compartían, porque dejan de coincidir en sus formas de ver la vida o simplemente porque no fluye la energía.
Que esto ocurra es algo natural. Suelta el apego a las relaciones que van acabando y que tienes que dejar ir. Cada uno aprendió y enseñó al otro lo máximo que dio de sí esta relación en este momento.
Si quieres leer más sobre este tema te recomiendo estos artículos del blog:
- Ley del Desapego. ¿Cómo la aplico?
- Relaciones de calidad
- ¿Existe conexión emocional en tus relaciones?
Libros recomendados:
- Un Curso de Milagros
- Cura tu soledad
- Los cinco niveles de apego, Don Miguel Ruiz
- Taller de amor, Raimon Samsó