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3 Formas en las que Gestionamos las Emociones

Gestionar las emociones todavía sigue siendo una asignatura pendiente en la época en la que vivimos.

No digo que sea fácil,. Nunca nos han enseñado a hacerlo, y tampoco a sentir las emociones plenamente, para entonces aceptarlas.

Según el doctor David R. Hawkins, encontramos tres principales maneras de gestionar los sentimientos:

Supresión, expresión y escape.

Supresión y represión

Son las dos formas más comunes de ocultar sentimientos y apartarlos a un lado. Cuando habla de la represión, nos indica que esta acción se hace de forma inconsciente, mientras que en la supresión actuamos de manera consciente.

No queremos tener presente ese tipo de emociones o que nos molesten, pero tampoco sabemos muy bien qué hacer con ellas, así que las “escondemos”.

Elegimos qué sentimientos serán reprimidos o suprimidos, en función de su grado de incomodidad. Grado marcado por nuestros patrones mentales y creencias, recogidas en nuestra familia y entorno social.

El problema es que estos sentimientos no se quedan tranquilos en el lugar donde los hemos decidido esconder. Quieren manifestarse de alguna forma.

Comienzan a hacer presión y se muestran en forma de irritabilidad, cambios de humor, tensión en la espalda y cuello, dolores de cabeza, calambres, trastornos menstruales, insomnio, indigestión, alergias, etc.

Pero…¿cuándo reprimimos sentimientos?

Cuando nos produce tanta culpa y miedo, que creemos que somos incapaces de afrontarlos.

¿Por qué se mantiene reprimido un sentimiento?

La mente tiene múltiples mecanismos para mantener un sentimiento reprimido. Quizás los dos más conocidos sean la negación y la proyección.

Debido a la culpa y el miedo, reprimimos el impulso o el sentimiento y negamos su presencia en nosotros. En lugar de sentirlo, lo proyectamos en el mundo que nos rodea.

La culpabilidad la situamos y la proyectamos en las otras personas, el gobierno, la sociedad, el destino, la suerte, las condiciones climáticas, los políticos, las condiciones sociales, etc.

De esta forma nos alimentamos de la queja, y no tomamos responsabilidad sobre nuestra vida y lo que nos sucede. No interiorizamos, ni investigamos o analizamos esas emociones que tenemos ocultas.

Expresión

Este método afirma la sensación a través del lenguaje corporal o la palabra.

La expresión de las emociones negativas, permite dejar salir únicamente la suficiente presión interna para que el resto del contenido pueda ser suprimido.

Hay una creencia extendida en los últimos años sobre expresar los sentimientos. Se cree que si se expresa lo que uno siente, se libera de esa sensación. Los hechos demuestran lo contrario.

Según el D. Hawkins, la expresión de un sentimiento, tiende a propagarlo y darle mayor energía.

Sólo una parte se expresa, mientras que el resto se suprime y se mantiene lejos de la conciencia.

Habrás comprobado que cuando vuelcas los sentimientos negativos hacia los demás, pueden experimentarlo como una sensación de ataque en el que se verán forzados a escapar o suprimir esos sentimientos.

La expresión de la negatividad produce deterioro en las relaciones.

Las emociones son contagiosas. Todos lo conocemos por experiencia. Después de un buen café con un amigo, te sientes bien. Cuando te toca un recepcionista mal educado en una tienda, te vas sintiéndote mal. – Daniel Goleman

Lo más positivo sería tomar una posición responsable de tus sentimientos y trabajar en ellos para neutralizarlos.

¡Expresa los sentimientos positivos!

Escape

Es la evitación de los sentimientos a través de la diversión.

Como ya te habrás dado cuenta, es la columna vertebral de la industria del entretenimiento, aunque también de los adictos al trabajo.

Es una técnica aceptada en nuestra sociedad.

La gente está en una lucha constante de “encontrar la felicidad” y “querer seguir siendo inconsciente”.

A las personas les aterroriza la idea de enfrentarse a si mismas. Incluso, creo que a muchas temen los momentos de soledad. Así que los evitan, con continuas actividades, trabajo, ocio, drogas, fiestas, redes sociales, etc.

Lo curioso es que muchos de estos mecanismos de escape son estresantes, poco saludables e ineficaces.

Requieren enormes cantidades de energía para mantener el control sobre la presión de los sentimientos suprimidos y reprimidos.

Se produce una progresiva pérdida de conciencia, creatividad, energía y de auténtico interés por los demás. El crecimiento espiritual se detiene y se desarrollan enfermedades físicas y emocionales, se producen el envejecimiento y la muerte prematuros.

¿Qué otra opción nos queda?

Liberarnos del sentimiento. Soltar.

Aceptar lo que sentimos en cada momento, hace que disminuya el peso y la presión del sentimiento, de esta forma nos liberamos de él.

Cuando soltamos, de inmediato nos sentimos mejor.

La fisiología del cuerpo cambia. En un estado de libertad interior, todas las funciones del cuerpo y de cada órgano se corrigen hacia la normalidad y la salud.

La visión mejora y la percepción del mundo de nosotros mismos cambia para mejor.

Nos sentimos más felices, más cariñosos y más relajados.

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