En los últimos años se ha puesto de moda las imágenes con frases positivas, las camisas con algún mensaje alegre, los videos motivacionales, las frases de whatsapp profundas con un aroma a optimismo, las frases en instagram con una foto que te lleva a reflexionar…
¿Está de moda la positividad?
Parece que queda bien compartir todo este tipo de material en las redes sociales, frases de Buda, Gandhi, Nelson Mandela, etc.
Mostrar estilos de vida zen, aparentar que se es una persona positiva, que ve la vida del color del optimismo, que sus actividades son gratificantes y que valora el simple hecho de estar en este mundo.
¿Cuánto hay de verdad?
Quiero decir que claro que prefiero que la gente emita este tipo de mensajes, antes que mensajes de violencia, ira, odio, desesperanza, apatía u otro tipo de sentimiento o pensamiento negativo.
Pero…¿por qué lo hacen?
Supongo que queda bien eso de “parecer” una persona alegre, profunda, que valora la vida, los pequeños detalles, etc.
Es una especie de disfraz. Quizás porque es lo que nos gustaría ser o puede que así nos vendamos mejor para obtener nuevas relaciones.
Lo más triste de esto es que; no se interiorizan esos mensajes positivos.
Es muy difícil que exista un aprendizaje profundo. No pienso que, en general, sean personas que hayan aprendido a actuar desde la calma y el optimismo cuando las cosas se ponen difíciles.
Creo que ni siquiera se imaginan todo el trabajo que supone llevar todo eso a la práctica. Interiorizarlo y aplicarlo en el día a día en la sociedad en la que vivimos.
Para aquellos que estamos lidiando cada día con nuestras emociones, analizándonos, trabajándonos las creencias que nos limitan, cuestionándonos si lo que hacemos mejora o empeora nuestro entorno y el mundo, supone un gran trabajo que quizás desde fuera no se valora.
Hay muchísimas personas que han escrito libros, dan conferencias, ayudan a resolver problemas, ven la vida de otra manera a la que nos han enseñado, y viven realmente desde ese sentimiento real de valorar la vida, el aquí y el ahora.
No es fácil. De hecho, no es nada fácil cambiar.
Cambiar patrones mentales, pensamientos, sentimientos y actitudes que nos hieren. Es un trabajo diario, de autoanálisis, de comprensión, paciencia, investigación y cambio en uno mismo.
Es lento porque digamos que llevamos toda nuestra vida viviendo de la misma forma, los mismos pensamientos, lo mismos patrones mentales, las mismas reacciones a diferentes situaciones.
Hasta que empezamos a ser conscientes de que hay cosas que no nos gustan, que nos hacen ser infelices. Y no hablo de cosas externas. Porque al final todo lo externo es una proyección de cómo nos sentimos por dentro.
Si hay problemas fuera, échale un vistazo a tu interior.
Quizás algo no marcha bien con el tipo de pensamientos recurrentes que estás teniendo.
Dice Raimón Samsó: “No debemos mantener un pensamiento sobre algo que no queremos, más de veinte segundos. Después de este tiempo es probable que se materialice en el mundo visible. Tanto si es algo que quieres como si no”.
Por tanto, aquí tenemos otra razón para trabajar desde el interior, y conseguir un mejor mundo exterior.
Con todo esto solo me gustaría expresar que sí que hay gente con una visión de vida diferente a la de la mayoría, que trabaja y se interesa día a día por desarrollarse personalmente, porque al final eso hace que se extienda el desarrollo en todos las áreas de la vida.
Si quieres de verdad llevar todo ese mundo de optimismo a tu vida, trabájalo.
Hay una infinidad de libros que puedes leer, conferencias que ver, audios que escuchar, charlas a las que ir, actividades que hacer.
“Las personas sólo cambiamos de verdad, cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo” – Mario Alonso Puig
Te recomiendo que leas este libro: Vivir es un asunto urgente.
Si quieres más libros sobre el tema, lee este post: 10 libros que cambiaron mi vida.